Despertarme a tu lado se ha convertido en un proceso triste, mi amor.
Hay algún rencor que ni sé de dónde sale, pero se queda en tu cara.
Tu gestos bonitos se vuelven hostiles, y yo también, cuando simulas no darte cuenta.
Y llega el momento en que hasta odio tu risa, miserable de mí.
Tu risa, amor. ¿Te das cuenta ahora? Aborrezco tu alegría.
Yo, que me pensé adalid del amor. Que me creí inmune a tus niñerías.
Que te recuerdo cada vez que algo me gusta, y cada vez que algo me entristece.
Yo desespero al verte feliz, si no soy la causa, porque siento que nunca más lo seré.
Yo que veo en tu ciudad todos los sitios en los que alguna vez habrás reído,
y siento que mi risa no es bastante, como si compitiera contigo,
aunque a ti ganarme te importe un bledo.
Despertarme a tu lado se ha convertido en un proceso triste, ¿cómo?
¿Cómo puedo ser yo tan miserable?
Ver tu cara lo primero cada día, la única cosa que elegiría.
Y sin embargo es una tortura. ¿Cómo sería no verla, entonces?
¿Cómo de roto estaré cuando te vayas de nuevo, pero ya no vengas?
Cómo de muerto estará aquel que elige el dolor y la muerte,
cuando ni siquiera la muerte se le concede.
A tu lado es el único lugar en el que quiero dormirme,
pero todo lo demás, además de dormir, no es más que leche agria.
Tu cara, tu risa, tu fina y larga espalda desnuda.
Por favor, si te vas, no me despiertes.
Tu gestos bonitos se vuelven hostiles, y yo también, cuando simulas no darte cuenta.
Y llega el momento en que hasta odio tu risa, miserable de mí.
Tu risa, amor. ¿Te das cuenta ahora? Aborrezco tu alegría.
Yo, que me pensé adalid del amor. Que me creí inmune a tus niñerías.
Que te recuerdo cada vez que algo me gusta, y cada vez que algo me entristece.
Yo desespero al verte feliz, si no soy la causa, porque siento que nunca más lo seré.
Yo que veo en tu ciudad todos los sitios en los que alguna vez habrás reído,
y siento que mi risa no es bastante, como si compitiera contigo,
aunque a ti ganarme te importe un bledo.
Despertarme a tu lado se ha convertido en un proceso triste, ¿cómo?
¿Cómo puedo ser yo tan miserable?
Ver tu cara lo primero cada día, la única cosa que elegiría.
Y sin embargo es una tortura. ¿Cómo sería no verla, entonces?
¿Cómo de roto estaré cuando te vayas de nuevo, pero ya no vengas?
Cómo de muerto estará aquel que elige el dolor y la muerte,
cuando ni siquiera la muerte se le concede.
A tu lado es el único lugar en el que quiero dormirme,
pero todo lo demás, además de dormir, no es más que leche agria.
Tu cara, tu risa, tu fina y larga espalda desnuda.
Por favor, si te vas, no me despiertes.
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