domingo, 1 de marzo de 2015

Cartas desde el Infierno

Desde el Infierno.

Querido Demonio,

Las horas pasan tristes con el palpitar de un corazón atrofiado, carbonizado por alquitrán que le ha quitado egoísta a los pulmones. Con el crepitar de huesos astillándose, clavando trozos pequeños entre las venas, inundándolo todo de sangre, de puta sangre. Sangre que el corazón yonki ya no quiere, y ha cambiado por carbonilla. El sitio no está mal, el paisaje es bonito. Lleno de recuerdos dolorosos, lleno de tiempo que a su vez está lleno de mierda. De gritos a baja voz, de miradas violentas, amenazantes. De miedo a los humanos. Está muy conseguido. Los que hablan de ríos de lava no tienen ni puta idea, ni puta idea de lo que es el dolor. El dolor no te quema los nervios para insensibilizarte, al dolor le gusta vivir, como a todo. Perpetuarse. Si no, como tú y yo sabemos bien, no estaría aquí hoy, no habría llegado tan lejos.

El chiringuito este es acogedor. No te lo tomes a mal, pero es un chiringuito. Está montado así de cualquier manera, funciona sólo porque a la gente le gusta sufrir y hacer sufrir. El dolor, amigo mío, el dolor que es más listo que el hambre, que sabe sobrevivir. Como ese parásito al que alimentas sin librarte de él. Hay pocas veces que alguien diga "más listo que el hambre" y que sea cierto, por eso precisamente se dice, el hambre hace a la gente muy lista. En cambio el dolor no, el dolor la hace imbécil, estúpida. Ya es él listo por los dos.

Te odio. Te odio visceralmente, todas mis vísceras podridas te odian sin saber si están podridas por odiar o a la inversa. Ha sido un buen trabajo, por tanto. Hay algo en el aire que me huele mal, me cuesta respirarlo. El tabaco no sabe quemar ese olor, hasta el maldito tabaco es partícipe. Todo me huele a asco, todo aquí apesta. El agua sabe rancia, y ni la mierda sale de mi culo, como si me quisiera hacer reventar por dentro. Todo lo que antes me gustaba ahora sabe a mierda, tal vez la mierda me esté llegando ya a la lengua. Todo lo que me gustaba hacer ahora es aburrido, además, me tiemblan las manos y se me da mal. Pensé en escribir, y se me llenaron las letras de odio, de asco, de miedo, de dolor. Ya lo ves. Aquí lo tienes.

Pensé que tu llegada a la meta, mi llegada al Infierno, sería más triunfal. La imaginaba llena de fanfarrias, tú levantando las dos manos con los dedos en V, y una maléfica sonrisa. Y no, qué va, fue perfecta. Tú si que sabes. Fue como tenía que haber sido, pasabas por allí saludando a la gente, y te tuve que saludar yo a ti, y tú me miraste como con sorpresa y dijiste "ah, perdona, no te había visto". Entre toda la gente que había allí, fui al único al que no viste, el único que no te llamó la atención. Sublime. Yo, que apenas sabía cómo había llegado allí, que estaba como perdido, buscando el puesto de información para turistas. Iluso de mí. Yo que creía que me iban a avisar, que alguien susurraría a mi oído "¡apocalipsis! ¡apocalipsis!", y no, fue así sin más. De repente ya estabas listo para mandarme al infierno, y allí me fui.

Me pregunto si me envidias. Me pregunto si ves a toda esa gente atormentada y, en vez de apiadarte, sientes envidia. Egoísta, claro que la debes sentir. Todo ese dolor por doquier, y tú con toda la curiosidad del mundo, preguntándote qué se sentirá. ¿O lo sientes? O tal vez seas el encargado de aquí porque eres el mayor experto, porque nadie mejor que aquel que haya sentido todos los dolores para infligir el mayor posible a cada uno, a la carta. Sí, eso estaría bien. Me gustaría creer esa mierda, imaginarte podrido de dolor por dentro, eternamente. Pero esa mierda no es la verdad. Eso sería genial para mí, pero no es como la cosa debe funcionar. El infierno no está disponible para remodelar, es como es y te lo comes, así va el juego.

Ahora empiezo a entender por qué el carcelero me dio papel y pluma, éste es otro ejercicio de dolor. Estoy superado, no veo salida, hay dolor en todo, eso era lo que me querías hacer entender. Todo lo bonito que yo amaba, que era casi todo lo que me rodeaba, ahora es asqueroso. Inútil. Desagradable. Apesta. Hacer algo apesta. Quedarse quieto apesta. Morir apesta, y no lo hago ni bien. Todo apesta, todo. Mis sudores nerviosos, que también apestan, apenas los huelo. Qué intensidad. Maldita sea, vete al infierno. Perdón, estúpido de mí. Vete al cielo. Vete a ver a toda esa gente feliz, siente que no puedes hace nada por evitarlo. Sí, podrás comprarle el alma a algún incauto, probablemente, pero no te los puedes llevar a todos. Siempre habrá gente feliz. ¡Ja ja ja! Sí, gente feliz. ¿Te duele eso? Maldito egoísta, ¿eso es lo que querías verdad? Saciar tu curiosidad. Y ahora que conoces un poco de dolor, mirarás hacia otro lado y te olvidarás de él, no hay manera de ganarte, siempre te sales con la tuya. Y con la de los demás.

Joder, cómo te odio.